Enunciados como "No puedo" o "Es imposible" deben cambiarse por otros más positivos como "Podría intentarlo" o "Lo intentaré" "Puedo probar" "Si no lo intento nunca podré saberlo" "¿Quién lo hace bien a la primera?" para no cerrar la mente ni las puertas a posibilidades más optimistas.

No obstante, si se hace demasiado difícil sustituirlas, se puede recurrir a colocar un "Pero" al final de la frase para introducir alguna de las cualidades personales que ayuden a ser más optimistas: "Me costará conseguirlo, "pero" mantendré mi constancia para intentarlo" "Lo seguiré intentando".
El modo de valorarnos determina algo tan importante como la capacidad de rendimiento o la competencia social. Una baja autoestima puede traducirse en bajo rendimiento o en escasas habilidades sociales.
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